ARDALÉN

Ardalén es el nombre de un viento que sopla desde el mar hacia la tierra, procedente del suroeste, en las costas atlánticas europeas. Un viento que aporta olores a sal y yodo y que, según las creencias populares, se origina en las costas americanas, atraviesa el Atlántico y llega así a Europa.
El último trabajo del reconocido ilustrador Miguel Anxo Prado (A Coruña, 1958) habla sobre la memoria como esencia de la existencia humana. En su historia, Sabela, una mujer en crisis, llega a una aldea perdida entre montes buscando datos sobre su abuelo, un emigrado a Cuba y del que su familia no volvió a saber. En torno a ella, diferentes personajes desarrollarán un argumento en el que se entrecruzarán, partiendo, todos ellos, de recuerdo.
«Los recuerdos, que son muchos, van y vienen, sin que yo consiga colocarlos. Nunca estoy seguro de qué sucedió antes o después, me bailan los nombres, las caras... Es como si el libro de mi vida allá se hubiese deshecho y me quedara en las manos un puñado de hojas que no consigo ordenar de nuevo. A veces, incluso, es como si esos recuerdos no fuesen míos... Ni siquiera estoy seguro de diferenciar lo que he vivido y lo que he imaginado”.
“Somos lo que recordamos”. Pero la memoria no es un registro objetivo e inalterable. Sabela intenta reconstruir una historia, una parte de su historia, a través de los recuerdos de Fidel . Pero hay más hilos que se van entretejiendo en ese proceso de recuperación, otras personas, otras memorias. Porque también somos lo que los demás recuerdan.
Y en esas memorias, propias y ajenas, hay amor y cariño, y hay rencores y odios. Por eso recordar no es inocuo. Pero quien no recuerda, no vive. 

Después de tres años dedicado a Ardalén , Miguelanxo Prado nos ofrece su obra más extensa y ambiciosa hasta la fecha. Un relato fascinante sobre los recuerdos y la memoria, con personajes inolvidables y la maestría de uno de los mejores autores de cómic de nuestro país. 

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